martes, 27 de septiembre de 2011

Unión original

En este video vemos practicar al maestro Liu Ming y su grupo, del cual yo formo parte. A mi lo que me impacta de su modo de trabajar es la absoluta unidad de cada una de sus partes, tanto del cuerpo como de los distintos momentos de la secuencia en un todo fluido y coherente. De algún modo, ésto fue lo que me pasó cuando empecé a tomar clases con él: la cosas que yo venía practicando, lo que había aprendido con distintos maestros, las experiencias que tuve en China, lo que había leído en los clásicos del tai chi y de la medicina y la filosofía tradicional china, se fueron relacionando de un modo cada vez más coherente, tomando un nuevo significado, más potente, reencauzando mi aprendizaje de estas prácticas.



Ese primer movimiento de la forma, cuando levanta los brazos en un movimiento circular que sube y baja, en chino se llama yuan he, unión original, y significa que en el hombre se unen las energías del cielo y la tierra y encuentran armonía. Cuando el maestro explicaba este movimiento decía que cada uno de nosotros es como un fundador, el fundador de sí mismo. Para mí, ésta es la síntesis del trabajo del taichi, porque hay algo que todos tenemos en común y que al mismo tiempo nos diferencia mutuamente y es que cada uno de nosotros tiene su propio corazón y desde allí cada uno gobierna su vida y sus acciones. Por eso este primer movimiento, yuan he, es tan bello. Nuestro corazón, que es único, es justamente a través del cual nos podemos relacionar con toda la naturaleza. El movimiento siempre nace del propio corazón y es allí donde se da la unión del yin y el yang, de la tierra y el cielo.

El modo del maestro Liu de transmitir su conocimiento, dándole prioridad a la individualidad usando metáforas, me animó a rescatar mis propias impresiones subjetivas en la práctica del taichi y a escribir estas palabras.

martes, 13 de septiembre de 2011

Esperanza en la Fiesta de la Luna Llena del Medio Otoño



Los chinos, desde tiempos inmemoriales, celebran la cosecha de lo que se cultivó en primavera y verano. En su calendario, que es solar y lunar, la luna llena de la mitad del otoño marca la culminación de este proceso de cosecha. Según los antiguos chinos el metal es el elemento que corresponde a esta estación. Con ese metal cortan y recogen los frutos, las hojas y los granos. También la asocian con la muerte.

Pero de este lado del planeta se desata la primavera. Ya pasamos la muerte del invierno. Y las semillas del pasado otoño, que quedaron sepultadas, comienzan a germinar. La madera es el elemento que corresponde a la primavera. Como los rayos del cielo, la madera se abre paso desde adentro de la tierra.

Para mí, la primavera tiene algo en común con la esperanza: siempre vuelven a nacer, de la nada, de la muerte. La vida viene del agua. Y la regente del agua es la Luna, que gobierna las mareas y el agua de toda la Tierra. Qué sería de nosotros sin la Luna. Luna llena de la primavera, de mi esperanza, hermana, amiga, madre.

El otro día escuché a los Philippine Madrigal Singers cantar “Zamba de mi esperanza”. Estos maravillosos músicos que no hablan español me hicieron sentir sus palabras por primera vez: pañuelo, caricia, corazón, estrella, padecer, querer, zamba, esperanza.

¡Feliz Luna llena de primavera!

En el video Jimena Gómez Carrillo en el Festival de la Luna Llena de Medio Otoño, Barrio chino, Bs.As. 11-09-11 
Música: Zamba de mi esperanza por los Philippine Madrigal Singers