domingo, 24 de febrero de 2013

La luna, el yin y el yang y los terrícolas.


Los chinos tienen la idea de que la Luna es como un espejo de la Tierra. En el fondo, creo que todos sentimos algo parecido. Desde “Lunita tucumana”, pasando por el Hombre Lobo, siguiendo por Isis, la diosa egipcia, hasta las toneladas de poesías dedicadas a la Luna, en todas las épocas y en todas partes del mundo, ella, como nuestra sombra, es nuestra fiel compañera.

Pero, si es nuestro espejo, ¿qué tipo de espejo? ¿Cuando miramos la Luna Llena, nuestra energía aquí en la Tierra también está así de llena? Quizás nuestros sentimientos sí,  los ríos y las mareas también están llenos. Pero en realidad, si estuviéramos parados sobre la Luna Llena, veríamos a la Tierra como “Tierra Nueva”, vacía, en sombras, debido a la posición del Sol, detrás de la Tierra. 




El primero en explicar esto fue el genial Leonardo Da Vinci  en el 1510, 100 años antes de Galileo y el primer telescopio. Él, igual que sus antecesores,  se preguntaba  por qué en los primeros días de la Luna Creciente, desde su cuerno brillante se puede observar lo que llaman “luz cenicienta”, completando el disco lunar. Algunos creían que la Luna tenía luz propia, pero él, a fuerza de observar, estudiar y dibujar, llegó a la conclusión de que esa luminosidad en la parte oscura de la Luna se debía a que estaba recibiendo luz de la “Tierra Llena” (vista desde la Luna) reflejando, a su vez, los rayos del Sol. Es lo mismo que sucede en la Tierra cuando la Luna Llena  nos ilumina con esa luz  fría y tenue, que no es más que el reflejo de la luz del Sol. A esta luz cenicienta también  se la llama “resplandor de Da Vinci”.

Luna cenicienta.




Cuando estamos del lado escuro de la Tierra, recibimos la luz de la Luna Llena y cuando  la Luna está a oscuras, recibe, en cambio, el resplandor de la Tierra. Es como un diálogo, un vínculo de luz y sombra, de palabra y silencio, de dar y recibir, de yang y yin.

Acá, en la Tierra, lo celebramos. Por lo menos, en el calendario tradicional chino (que es luni-solar), las grandes festividades se relacionan con la Luna. La primera Luna Nueva de la primavera marca la Fiesta del Año Nuevo Chino y justo 15 días después, la primera Luna Llena, marca el final de la Fiesta de la Primavera con la Fiesta de los Faroles. Esta celebración, que tiene unos 2000 años de antigüedad, es tan colorida y vital como la de la Primavera. Por sus desfiles, danzas y música, se la ha comparado con el Carnaval occidental. Y, por su puesto, tratándose de la Luna Llena, también tiene una connotación romántica. Parece que, antiguamente, a las mujeres no se les permitía salir de las casas, excepto para la Fiesta de los Faroles. Por esto, ese día también era una oportunidad para el encuentro de los enamorados.

Hoy es la Fiesta de los Faroles. ¡Adiós Fiesta de la Primavera China! ¡Adiós Carnaval!
¡Feliz Fiesta de los Faroles! ¡Feliz Día de los Enamorados!

“La Luna representa mi corazón” es una canción china muy popular que usa esta imagen para expresar la fuerza y pureza del sentimiento entre dos enamorados. Aquí va:

月亮代表我的心
你问我爱你有多深
我爱你有几分
我的情也真
我的爱也真
月亮代表我的心
你问我爱你有多深
我爱你有几分
我的情不移
我的爱不变
月亮代表我的心
轻轻的一个吻
已经打动我的心
深深的一段情
教我思念到如今
你去想一想
你去看一看
oooo月亮代表我的心

Yuèliàng dàibiǎo wǒ de xīn

Nǐ wèn wǒ ài nǐ yǒu duō shēn
Wǒ ài nǐ yǒu jǐ fēn
Wǒ de qíng yě zhēn
Wǒ de ài yě zhēn
Yuèliàng dàibiǎo wǒ de xīn

Nǐ wèn wǒ ài nǐ yǒu duō shēn
Wo ài nǐ yǒu jǐ fēn
Wode qíng bù yí
Wǒ de ài bù biàn
Yuèliàng dàibiǎo wǒ de xīn
Qīng qīng de yīgè wěn
Yǐjīng dǎdòng wǒ de xīn
Shēn shēn de yīduàn qíng
Jiào wǒ sīniàn dào rújīn
Nǐ qù xiǎng yī xiǎng
Nǐ qù kàn yī kàn
Yuèliàng dàibiǎo wǒ de xīn

La luna representa mi corazón.
Me preguntás cuán profundo es mi amor por vos
Cuánto mide mi amor por vos
Mi sentimiento es verdadero
Mi amor es verdadero
La Luna representa mi corazón.

Me preguntás cuán profundo es mi amor por vos
Cuánto mide mi amor por vos
Mi sentimiento no se mueve
Mi amor no cambia
La Luna representa mi corazón.

Suavemente un beso
Y ya se conmovió mi corazón
Un sentimiento profundo
Que me hace extrañarte hasta hoy.

Pensalo un poco
Andá y mirá
La luna representa mi corazón.

domingo, 17 de febrero de 2013

¿Será casualidad que este año el Año Nuevo Chino coincide con el Carnaval?


Para todos nosotros el calendario es fundamental, ya que es la base sobre la que organizamos nuestras rutinas, nuestra economía, nuestra agenda. Algunos son más exactos que otros.  Algunos  nos   dan información  sobre  la  luna,  incluso, para los que se interesan en la astrología, la ubicación de los diferentes planetas. La naturaleza tiene sus ritmos, los podemos apreciar en los cambios que suceden en el transcurso de cada día o de cada año. Estos cambios se rigen por el movimiento de la tierra en relación con los planetas y estrellas que la rodean. La medición de estos ritmos se refleja en los relojes y en los almanaques. Éstos nos permiten ubicarnos en los diferentes momentos del año. Nos dicen cuál es el día más corto, cuál el más largo, saber cuándo la naturaleza parece dar un vuelco y virar hacia un clima más frío, a continuación del verano, o más cálido, a continuación del invierno.

A través de los tiempos, las diferentes culturas necesitaron diseñar sus calendarios para poder registrar el paso del tiempo, implacable y exacto. Hoy por hoy, yo lo puedo observar en un papel de afiche pegado en la pared de mi cocina. El almanaque  sigue siendo algo tan esencial como indispensable para la vida de todos.

Pero me pregunto cómo habrá sido para nuestros ancestros, hace miles de años, cuando se enfrentaron con el fenómeno de estos cambios  por primera vez. Este registro no pasaba por el papel, sino que se daba en relación directa con la naturaleza: cómo incidía la luz del sol y de los astros sobre la tierra a lo largo del año y de los años y sus consecuencias en el medio ambiente. ¿Qué construcciones habrían diseñado y en qué lugares, para apreciar las variaciones de los días, cuándo se alargaban o se acortaban? Seguramente ellos ya se daban cuenta de que esto era algo escencial para la vida de todos. Y además, me imagino que, al tomar conciencia de la regularidad de estos grandes cambios de la naturaleza,  deben haber percibido lo sagrado. De hecho, estaban registrando algo que sucede en el cielo al entrar en contacto con la tierra y con los seres vivos que la habitan.

Yo no creo que haya relación entre el Año Nuevo Chino y el Carnaval, pero sí que ambos marcan un momento clave de cambio en el ciclo del año y, como los dos siguen conectados con  los ritos ancestrales, mantienen su significado.

En este momento, cuando en el hemisferio norte comienza la primavera y en el hemisferio sur, el otoño, siento que algo sagrado está pasando en la naturaleza, en todos nosotros, en mí también.

¡Les deseo a todos el mejor año nuevo chino y carnaval!