¿Qué se necesita para tomar una decisión?
Cuando tomamos una decisión se pone en juego toda nuestra persona, en cuerpo, mente y espíritu. Según la ciencia moderna, hay fundamentalmente tres hormonas que intervienen en la toma de decisiones: el cortisol, la testosterona y la oxitocina.
El cortisol se produce en las glándulas suprarrenales y su secreción está controlada por el hipotálamo, ubicado en el centro de la cabeza. Su producción está vinculada al estrés y actúa en la evaluación de situaciones de riesgo. En exceso puede resultar paralizante e impedir la toma de decisiones.
La testosterona es segregada principalmente por las glándulas sexuales (testículos y ovarios) y en menor medida por las suprarrenales. Esta hormona genera confianza en uno mismo y capacidad de asumir riesgos. Su déficit genera indecisión, mientras que su exceso puede generar egocentrismo y desconsideración frente a los demás.
La oxitocina se genera en el hipotálamo y tiene importancia en la construcción de lazos de colaboración, de vínculos con los demás y en la confianza en los otros. Tiene un efecto contrario a la testosterona.
Estas tres hormonas actúan de modo conjunto y se equilibran mutuamente al tomar una decisión. Las hormonas estimulan los cambios químicos necesarios para que nuestro organismo pueda responder a las situaciones externas. Se trata de un elemento maravilloso que conecta la mente con el cuerpo. Podemos comprender con nuestra mente, podemos saber lo que necesitamos, ¿pero cómo convertimos nuestro pensamiento en acción? Las hormonas disparan instantáneamente las respuestas de nuestro cuerpo y nos hacen actuar en coherencia con el pensamiento.
Por otro lado, las hormonas se vinculan íntimamente con nuestros sentimientos. Es difícil saber hasta qué punto las emociones generan cambios hormonales y viceversa, pero lo que me resulta evidente es que no podríamos hacer nada sin esta estrecha relación entre el pensamiento, el cuerpo y las emociones.
Según los antiguos textos de Taichi Chuan, la energía que necesitamos para hacer un movimiento proviene de la voluntad, el pensamiento y la intención, en chino 意 (yì). Como el taichi es un arte marcial, cada movimiento es una reacción de defensa y ataque, quiere decir que cada vez que hacemos un movimiento de taichi debemos tomar una decisión adecuada. Y nuestro pensamiento, 意 (yì), que además como caracter tiene en su base el radical de corazón, sintetiza nuestra mente, nuestra emoción y nuestra capacidad física de reacción (literalmentee representa un sol de pie sobre el corazón). Por eso, practicar taichi chuan también involucra a la actividad hormonal.
Como siempre, la sabiduría antigua sintetiza campos que parecen diferentes e inconexos y sin embargo en la realidad actúan en conjunto y potencian mutuamente sus efectos. Si podemos explicar cosas es porque también somos incapaces de explicar cosas. Si hay cosas que tienen explicación también hay cosas que no tienen explicación. La emoción tiene el poder de mantenernos conectados aun con lo que no tiene explicación.