sábado, 1 de septiembre de 2012

¿Cómo es que me animo a escribir sobre el Tao?


Yo leo el Tao y sé que no sé. Pero el Tao también habla de lo simple y con simpleza. Entonces puedo leerlo desde mi simpleza y comprender con mi simpleza.

Lo leo porque me fascina la Naturaleza y pienso que los antiguos estaban más cerca de su esencia, de sus leyes internas, que la conocían mejor.

Además, lo más antiguo es lo más actual. No hay nada más viejo que la novedad. “Lo nuevo” de cada generación es “lo retro” de la siguiente. Lo primero que envejece y cae en desuso es la última moda. (¿Me compro un I-phone o espero que salga el próximo modelo para no tener que tirarlo al poco tiempo de comprarlo?). En cambio un carnavalito una zamba una baguala; la poesía, el teatro de hace 2000 años; la pintura, acá y en la China, ¿de qué hablan, por qué cosas se preocupan? Del amor, entre un hombre y una mujer, de padres a hijos, entre hermanos; del miedo a la soledad y el abandono; de la necesidad de un hogar, de un lugar de pertenencia. Me parece que éstas son las cosas que están adentro nuestro cada día, en nuestra actividad y en nuestro descanso. Después, prendemos la tele, leemos el diario, hay que saber quién juega el domingo. Pero debajo de ese runrún, nuestro corazón ronronea o ruge por motivos más profundos, que persisten a través del tiempo y del espacio.

Pienso que los grandes maestros siempre dan grandes enseñanzas, aún a sus alumnos más novatos. La sabiduría y la belleza traspasan las fronteras de tiempo y lugar. Escuché un proverbio árabe que dice "El que no entiende una mirada no entiende una larga explicación". La palabra mirar en chino también significa leer. Miremos algunos pasajes del libro donde Lao Zi describe al Tao.


Hubo algo indiferenciado y que abarcaba todo
Existió antes que el cielo y la tierra
Sin sonido ni forma, se mantenía de pie por sí mismo
Sin depender de nada externo, se mantenía inagotable
Se mueve de forma circular
Y se mantiene inextinguible
Se lo puede considerar la madre 
De todas las cosas bajo el cielo.
No sé su nombre
Pero forzado a darle uno
Lo llamo el Tao (el Camino)
(…)
El Tao es grande
El cielo es grande
La tierra es grande
Y el hombre también es grande
Hay cuatro cosas grandes en el universo
Y el hombre es una de ellas.

El hombre se forma según la tierra
La tierra se forma según el cielo
El cielo se forma según el Tao 
Y el Tao se forma según la naturaleza.

Cap. 25


Lo mirás pero no lo podés ver
se llama lo invisible
Lo escuchás pero no lo podés oír
se llama lo inaudible
Lo tocás pero no lo podés encontrar
se llama lo informe
(…) 
Se llama la forma sin forma
o la imagen sin imagen
También se llama lo vago y elusivo
Cuando lo encontrás no ves su cabeza
Cuando lo seguís no ves su espalda
Aferrate al antiguo Tao
para dominar las cosas presentes.
Así se puede conocer el origen primigenio
Esto se llama la ley del Tao.

Cap. 14


(…)
La música y las delicias pueden demorar a los caminantes
Mientras que al Tao,
si se lo pregona es insípido y burdo
Al mirarlo, es invisible
Al escucharlo, es inaudible
Al utilizarlo, es inagotable.

Cap. 35

No hay comentarios:

Publicar un comentario