jueves, 19 de abril de 2012

Las palabras verdaderas no son bellas


信言不美, 美言不信.                 Xin yan bu mei, mei yan bu xin.
善者不辩,辩者不善.              Shan zhe bu bian, bian zhe bu shan.
知者不博,博者不知.                    Zhi zhe bu bo, bo ze bu zhi.

Las palabras verdaderas no son agradables,
las palabras agradables no son verdaderas.
Un buen hombre no es un orador elocuente.
el orador elocuente no es un buen hombre.
El que sabe no alardea de su erudición,
quien alardea de su erudición nada sabe.

Tao Te Ching, Lao Tse
Cap. 81


Con este Capítulo termina el Tao Te Ching. Me lleva a pensar en maestros del mundo del arte como Van Gogh, Bach o Rimbaud, que fueron negados y rechazados en su momento y sin embargo al día de hoy se volvieron imprescindibles. Creo que en el arte la belleza es un efecto de la energía del artista al exteriorizar su verdad, nunca un objetivo en sí mismo. Algo parecido sucede con las palabras: el que nos quiere convencer de su sabiduría de un modo artificial, que no responda a su saber, nos lleva a poner en duda su verdadero conocimiento. En el mismo momento en que se preocupa por lo lindo o llamativo de su discurso o la impresión que pueda producir, se pierde el contenido verdadero.

La miro a mi gatita y es tan linda, sin embargo no es artificial. Es tan expresiva en sus movimientos, sin embargo nunca son exagerados ni insuficientes. Lo que sabe lo aplica cuando es necesario, pero pareciera saber siempre lo que está en su propio corazón.

Cuando realmente existe alguna de estas tres condiciones: belleza, saber o bondad, aparece de la mano con las otras dos. Son tres dimensiones de lo mismo. El verdadero saber es bueno y bello. Sólo con nuestro corazón podemos saber de verdad. La Naturaleza es la gran sabia, la verdadera dueña de la belleza y de todas las formas.

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