Descubrir y encontrar significan
casi lo mismo, sólo hay un matiz que las diferencia: descubrir se relaciona más
con develar, con destapar, sacar lo que está cubriendo. Encontrar es hallar
algo o porque se lo busca o porque en determinado momento se hace evidente.
Para mí el taichi chuan fue un descubrimiento. Primero, porque cuando
empecé en el `90 era una disciplina
absolutamente exótica y no tenía ni idea de qué se trataba. Después, al empezar
a practicar, supe que a través de los movimientos suaves se conseguía fuerza y que la concentración en medio de la
lentitud me daba agilidad. Fui descubriendo nuevas posibilidades y mi percepción
se fue ampliando, por ejemplo me di cuenta de que no sólo los movimientos de la
forma son redondos, sino que todo el espacio que me rodea también es redondo. Incluso
mi propio registro corporal se fue modificando. A raíz de las exigencias del
taichi (fluidez, armonía, unidad de cada parte del cuerpo y de cada movimiento
en la secuencia) aprendí que somos una unidad cuerpo-mente-espíritu, donde el
cuerpo realiza los movimientos que organiza la mente gracias a la energía del
espíritu.


Con el idioma chino me pasó algo parecido: fue un descubrimiento poder
hablar y entender un idioma tan ajeno y después, con la práctica, fui encontrando
que los chinos construyen su propio modo de comunicar el significado, pero el
significado vive adentro de cada uno de nosotros en cualquier cultura. Por otro lado, tanto hacer taichi como
estudiar un idioma, en particular el chino, es el arte de relacionar. Cada vez
que establecemos una nueva interconexión entre dos o más partes del sistema, entonces encontramos, más que
descubrimos, algo nuevo, porque según nuestra percepción, antes no estaba allí,
somos nosotros los que en un acto creativo construimos esa interrelación, la
sentimos a través de nuestros cinco sentidos y nuestra mente y le damos sentido.
Este acto de “encontrar” se repite, evoluciona y crece con cada práctica.
En chino existen tres palabras emparentadas entre sí que significan descubrir y encontrar y pueden ser muy ilustrativas . Las tres empiezan con el carácter 发(fā) que significa “emitir” 发现 (fāxiàn) sería “emitir - visión” o “hacerse visible, presente”de allí, descubrir, encontrar . 发觉 (fā jué), “emitir - sensación” o “hacerse tangible, percibirse a través de los sentidos”. 发明 (fā míng), “emitir - luz” o “salir a la luz”.
¡PRACTIQUEMOS!
El aporte más importante de practicar es que nos da ganas de practicar.
Aunque sean cinco minutos, esos cinco minutos siembran nuestro deseo de volver
a hacerlo. Sabemos que hacer taichichuan nos da bienestar y además beneficia
nuestra salud en general. Pero ejercitarlo implica un gasto de energía,
entonces nuestro cuerpo, con su sabiduría natural dice “no, no, no te gastes”.
Y tiene razón, no es bueno desperdiciar energía. Pero esta vez es distinto, y
nuestro organismo al poco tiempo empieza
a responder, a ir perdiendo su pereza, hasta
que llega un momento en que uno siente que “el cuerpo te pide”
practicar. Ahora se da cuenta de que lo necesita.

Siempre me acuerdo del comentario de un alumno mío de taichichuan: “el
taichi (o tratar de hacerlo) es como
jugar al golf: la pelotita
siempre está ahí, el problema es pegarle”. Coincido plenamente, el
taichi está ahí, nosotros estamos ahí, el universo entero está ahí, el tema es
si tenemos el coraje de encontrarlo.
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